Olvidada
Desde sus comienzos en los años 70, BD siempre ha sido una empresa atípica. El que sus fundadores y todavía propietarios proviniesen de la arquitectura y no del mundo empresarial marcó desde sus inicios un culto a la belleza de los objetos en algunos casos por encima de su función. Ello unido a procesos de producción más artesanales que industriales, facilitó el desarrollo de productos más cercanos al arte que al diseño industrial. Se caracterizan por su altísima calidad, por producirse en series muy cortas (en ocasiones son series limitadas), y por una manufactura artesanal que hace que cada producto sea único. Recientemente las colecciones de diseñadores con un acentuado perfil artístico como Jaime Hayon o Doshi Levien han continuado marcando este camino donde el diseño y el arte se encuentran.